Me considero una chica con suerte, me paso el día rodeada de paleontólogos, cantantes, químicos y veterinarios. Y os preguntareis ¿quién soy yo? ¿a qué me dedico para tener tal privilegio? Soy profesora, pero antes fui bombera, futbolista, fotógrafa, poeta y arqueóloga.
Tengo que confirmaros que yo y mis compañeros cada día vemos el magnífico potencial que tiene la futura generación y a la vez estamos atemorizados por lo que la sociedad puede hacer con ella. Me invade la incertidumbre cuando el chef y el piloto tienen dudas de ellos mismos porque papá o mamá no los apoyan o cuando artistas e informáticos están más preocupados por el qué dirán que por dejar fluir su magia o cuando las ingenieras y diseñadoras están frustradas por como poder pagar sus estudios.
Parece ser que los adultos han olvidado lo difícil que es ser niño o adolescente. Lo duro que es ver que no creen en ti, ver como la sociedad te corta las alas y los políticos te dejan sin recursos para cumplir el objetivo que es el responsable del brillo de tus ojos.
Mi misión va más allá de enseñar inglés a dibujantes e inventores, me comprometo a potenciar los sueños de los niños porque lo único indispensable para que se hagan realidad son ellos mismos. Quiero concienciaros que la enfermedad, el color de la piel, los divorcios o la pobreza no les definen, que lo único que define a una persona son sus sueños y la tenacidad con la que luchan para hacerlos realidad. Porque yo quiero un mundo con más astronautas, pioneros en conseguir lo imposible, que demuestren a la gente que con esfuerzo, pasión y creyendo en lo imposible se puede pisar la luna.
Y tu, ¿qué quieres ser de mayor?